-¡Se acabó, Pauline, esta es la gota que colma el vaso!-dije, tan rojo como mi gorra. Mi hermano había salido corriendo y llorando.
-¿Y yo que he hecho?
-De todo, me tienes harto.
-Yo solo le dije que era un corrientucho feo y asustadizo, y que nunca encontraría novia...
-¡No tienes derecho!
-¿Y eso te parecía malo?Solo he dicho la pura verdad. Luigi es así.
-Pues yo te diré la verdad: No te quiero, y nunca lo he hecho. Solo soy tu novio por que tu padre es mi jefe. Nada mas.
-Pues eso, si quieres tener trabajo...tendrás que seguir saliendo conmigo...
-No será necesario. Dimito. Estoy harto. Tu no eres la única que tiene sentimientos.- ella se puso seria.
-Bueno, pues atento a las consecuencias.-Dijo ella, haciéndose la interesante. Se me acercó, he intento darme un abrazo, pero yo comencé a correr . Ella se tropezó, y se calló, y yo, casi me olvido de todo y voy a ayudarle. Uno de mis grandes defectos. Llegé a casa, y me fuí al cuarto de mi pobre hermano.
-Luigi...¿Estas bien?
-Si...no dejaré que esa estúpida víbora me arruine la vida.
-Tranquilo, encontraras a la pareja que buscas, algún día, y yo haré igual.
-Le has dejado?
-He dimitido. Paso del tema. Tengo ganas de darme un ducha...
-La tubería está atascada.
-¿Por que no lo has dicho antes?¡Vamos juntos a arreglarla!
Los dos fuimos. Cogimos el desatador. Yo empecé ha desatascarlo, pero el desatascador se quedó pillado. Entre los dos empezamos a tirar, y no se como, de repente, no estábamos en mi bañera.
Estábamos en medio de una enorme calle, llena de gente extraña.
vaya ,es a primera vez ,que oigo hablar de pauline ,y no lo digo en broma
ResponderEliminarBuenísima historia Mario!!!!!!
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